jueves, 6 de junio de 2013

Gatsby



La vida no es más que abrir puertas y pasar de un cuarto a otro, disfrutar tus espacios; porque en realidad no hay otra vida sino que esta, es decir la tuya como sea que la vivas.



Pasé por la libreria hace unos días y traje conmigo 'El gran Gatsby' de Francis Scott Fitzgerald. Su lectura me tomó alrededor de dos semanas, pudo ser menos pero soy de esos lectores que hacen varias lecturas a la vez, si a eso le agregamos otras ocupaciones.

Curiosamente el día que lo compré tenía dos opciones; al otro libro le dí una hojeada también y precisamente hablaba de eso, que ante nosotros se nos abren puertas a cada instante, a cada paso que damos. Uno decide que puerta abrir ó en que habitación internarse.

Como todo, cuando vas en esa búsquesa, en ese encuentro personal con tu destino; todo empieza a convertirse en un rompecabezas que vas armando paulativamente, con paciencia, con casi la sutileza que usa Fitzgerald para describir los espacios, las escenas y por supuesto sus personajes a lo largo de la novela.

De manera similar, en estos días de buena lectura y quizás debido también a la película que se exhibe sobre la obra, encontré mucha relación con el mundo circundante. Con cosas ó motivaciones de mi interés. Así, hace como dos días que alguien olvidó por allí una revista llamada The Private Journey, sobre joyería, diseño y temas afines. En ella había un artículo de un diseñador de interiores de Nueva York de la cuál transcribo en inglés uno de sus puntos de vista en los cuáles centra su filosofía : I like the challenge of bringing individual meaning to a room. I think for an interior to be successful, it needs the following ingredients: harmony, cohesion, comfort and some wit of whimsy.To achieve perfect balance and symmetry, I keep in mind F. Scott Fitzgerald's famous maxim about a personality being an unbroken series of successful gestures"

Con lo anterior en mente y sin que esto sea un subterfugio, a uno se le puede hacer más fácil abrir la puerta e internarse donde te provoques la mayor sensación de placer.

Vendrán sin duda nuevas sinfonías pero esta me resultó muy placentera. Termino con Mr. Carraway 'Y mientras la luna iba ascendiendo, las banales casas se desvanecieron, hasta que, gradualmente, percibí la vieja isla que antaño floreciera para las pupilas de los marinos holandeses; un fresco y lozano pecho del nuevo mundo.





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