domingo, 27 de enero de 2013

Sala de estar, fase tres



Y llego a esta pequeña sala de estar, poso mi tacita de café sobre la mesa giratoria blanca para detenerme por un instante a apreciar mi estancia. Los cuadros están en su puesto. Sobre las paredes yacen hoy colores, flores en ventana, mariposas en vuelo envueltas en tonos amarillos, verdes y naranja, vasijas romanas, mientras en la siguiente un Matisse acompaña galante la jornada.
Un especialista en plantas me recomendó que no desenredara la planta, más desenredada está, mostrando algunas muestras de estrés en sus hojas. Sobre uma mesa de madera se encuentra un televisor, a sus lados un par de parlantes pequeños con capacidad de incrementar el sonido. No hay ya alambre visto y el orden paulatinamente llega a su puesto. Sobre el mismo mueble cafe hay dos piezas de cristal, un caballito y un vaso, tres control remoto en vez de uno, un teléfono y más nada; líneas simples y funcionales. Sillón semicircular al otro extremo. A la izquierda la mesa de comedor con su carácter rústico. Agua pura, área para café ...
Hoy se lee paz, se respira hogar.









 

sábado, 19 de enero de 2013

Sala de estar, fase dos



Así que me dí a la tarea de acondicionar, modificar, diseñar la sala de estar a mi manera. El objetivo primordial era convertir aquel lugar en algo  no tan solo agradable a la vista, sino que resultase en una estancia agradable y de buen gusto. Creo que el hombre tiene una relación especial con el cambio, es decir, proveerse del placer necesario a su vida.
Ahora el lugar da la impresión de tener un orden, un me gusta estar aquí; parece ser un lugar donde quienes lo habitan lo disfrutan.
Dicen que cada quien tiene llega al límite de lo soportable, en un principio ninguno de los objetos allí presentes se relacionaba entre sí. Plantas descuidadas,alambres vistos (que era uno de los estímulos más insoportables) cuadros mal colgados.
Ahora todo parece estar en orden pero de lo que hoy se trata es de contar cómo lo logré.
El primer paso es el querer hacer algo así que cambie los parlantes del home theater hacia el mueble en el cual se encuentra el televisor de esta manera eliminé los alambres que se veían a simplevista. Quizás este haya sido el más importante avance. Contaba contres plantas, todas enredaderas de interior; dos de ellas estaban prácticamente en el mismo sitio y se confundían entre sí. Cambié una de ellas a una maceta más grande a la cuál le agregue más tierra, quedó perfecta en diagonal a su planta gemela, la otra quedó colgada en el mismo lugar, con nueva tierra, libre y limpia. La tercera y quizás la más difícil de tratar es la planta más antigua, la tenemos desde 2001. Un amigo que se cambió de ciudad nos la regalo. Estaba completamente enredada entre sí. Se necesitó armarse de pciencia para encontrar sus puntas, esa está en una maceta de barro rojizo y se encontraba su una base que originalmente se usaba para el agua purificada; desde que ya había otro mueble para el agua aquello representaba una duplicidad de muebles así que para evitar aquello había que deshacerse de uno de ellos. Coloqué la planra junto a una ventana y poco a poco desenredé la planta. Ahora sus ramas que han crecido tanto están desplegadas desde su origen y casi cubren la cocina y la parte frontal donde se encuentra el televisor.

Esta historia continuará ...




 

sábado, 12 de enero de 2013

Sala de estar, fase uno



Vengo trabajando en esto desde hace un año aproximadamente; no resulta fácil a veces, porque supone una serie de decisiones a tomar que en realidad constituyen la clave del logro de un objetivo. Así, que desde un día antes me propuse acondicionar a mi gusto la sala de estar que queda junto al comedor. La idea fundamental era convertir la estancia en un lugar no sólo acogedor sino agradable a los sentidos o sea al gusto propio, tomando en cuanta que había que concertar todos los elementos posibles de manera que cohesionaran entre sí.
La primera eventualidad surgió a temprana hora, ya que en el colector de los llaveros había dos juegos de llave parecidos, ambos de color rojo. Llevé a uno de mis hijos a la escuela y al regresar y para mi sorpresa me había llevado las llaves equivocadas, o sea, el juego que no tiene la llave de la puerta de entrada. A esa hora, sin teléfono a disposición y con las condiciones del clima un tanto frías empecé a pensar de qué manera podría entrar a mi casa y realizar mi obra.
Busqué por si alguno de los vecinos daba muestras de vida pero nadie salió a esa hora así que inicié mi búsqueda de elementos que me permitiesen abrir la puerta. Abrí el carro y lo único que encontré fue un lapicero, se rompió y no resistió el primer intento de atravesar la ranura; caminé hacia el traspatio y probé abrir la ventana la cuál estaba cerrada herméticamente. Más sin embargo había a un costado un pedazo de lata que no era lo suficientemente angosta así que tampoco funcionó. Sasha, mi perrita que siempre me acompaña empezó a dar muestras de inconformidad, sea por el frío o por la imposibilidad de no poder entrar a su casa. Así que el tiempo empezaba a dar muestras de vitalidad. Camine un par de pasos más y vi un clavo en el piso, tenía regular tamaño y más allá estaba una pala de plástico para recoger alguna basurilla. Esos dos elementos me permitieron entrar a la casa una vez más y aprender la primer lección del día.

Esta historia continuará ...