lunes, 26 de noviembre de 2012

El Polvo


Una vez más contó los pasos que le habían dado un significado menos aparente a su propósito. Observó de manera precisa y objetiva sus movimientos y se sorprendió por un pequeño detalle que había dejado como fortuna del azar; según prefirio definir momentos más tarde acerca de ese instante y antes de dejarlo al olvido,

La pequeña luz que penetraba sobre una ranura de la ventana le permitió observar, con asombro al principio, la cantidad de polvo que yacía sobre la mesa. Fueron segundos que se convirtieron en eternidades relevantes de algo decidió no dejar al olvido.

Caminó unos pasos para recoger el trapo que según su nueva disposición haría que todo funcionara a la perfección. A su paso ó en ese trayecto encontró más polvo, observó a su izquierda y luego a la derecha y el resultado era el mismo, más polvo. Su capacidad de asombro estaba al máximo, no creía lo que que sus ojos veían. Se dijo, el polvo son partículas infinitas que se multiplican y se esconden en la obscuridad, la única manera de erradicarlo es con aplicaciones fuertes de luz , penso; creyendo que de esa manera y como por magia desaparecerían esas tan molestas partículas.

De repente estaba tan receptivo, tan consciente de lo que le redeaba que se topó con unos zapatos viejos que habían quedado olvidados los cuáles se había prometido botar. Buscó su libreta de notas y no la encontraba por ningún lado. Esto no puede ser, se dijo; pero era. Sí, una verdad ineludible, a cada paso esa realidad se convirtió en el tema del momento. Supo en ese instante que había que poner manos a la obra.

Entre tanto polvo, entre tantas cosas repetidas y ya dichas colocó la tinta a la máquina y empezó a escribir...




   

No hay comentarios:

Publicar un comentario